Crónicas de trabajo en el ciber - locutorio

Crónica de como me aburro (y me divierto) día a día en mi nuevo trabajo.

04 abril 2006

Personal

He decidido ayer que odio a los de Personal (o “Pérsonal”, como prefieran llamarse). Estaba muy aburrida, pero muy aburrida por la falta de Internet, y tener que enviar un fax me cambió la perspectiva de la vida... Aunque sí estoy mucho muy aburrida.

Por supuesto ayer llamé a los proveedores de Internet para reclamar la falta de conexión, a lo que me responden “No, tuvimos un problemita, pero en media hora... no (corrigiéndose) menos, unos quince minutos ya lo tenemos solucionado”. Lo que no me dijo es que eran 15 minutos de los largos, o sea, el equivalente a 26 horas, y esto todavía lo supongo, tal vez me hablaba de minutos tamaño familiar, porque a las 9 de la mañana de hoy, dijeron que para el mediodía estaba solucionado, así que calculo que para mañana a eso de las tres (cuando yo me voy) va a volver la conexión.

En fin, volviendo a Personal, estaba muy aburrida intentando estudiar para entretenerme, y viene una chica a mandar un fax a Personal, salté de mi silla, por la alegría de sentirme útil. Marco el número y me atiende una máquina “Si desea denunciar robo o extravío de un celular, maque 1. Si desea ser atendido por uno de nuestros representantes, marque 2. Si desea activar una nueva línea, marque 3. Si desea la paz mundial, maque 4. Si desea obtener información sobre promociones y novedades, marque 5. Si desea ser invisible para ver a mujeres cambiarse la ropa, maque 6. Si desea ser invisible para ver a mujeres bañarse, maque 7. Si desea obtener información sobre compra de nuevas líneas, marque 8. Si desearía estar muerto, marque 9 [te transfieren a la línea de atención al suicida, que recibe el 95% de las llamadas a Personal]. Si desea hacer otras consultas, marque 0. [... 20 minutos después] Si desea saber que se siente ser un león con hambre, marque 7 * 7 * 1. Si desea enviar in fax, marque 7 * 7 * 2 [Sí, lo que uno desea siempre es lo último]. Si desea escuchar nuevamente sus opciones, espere medio milisegundo y se repetirá automáticamente. Si desea denunciar robo o...” marco lo que debía y empieza la canción “pipipú pipipú pipipú ‘aaahh..’ pipipú pipipú” y así unos 7 minutos y de repente “aahh.. pupupupupupupupupupupupupupupupu” ¡me cortaron! Vuelvo a llamar, vuelvo a escuchar a la mina recitar su poesía, vuelvo a pedir señal de fax, y otra vez esa música asquerosa (¿Quién eligió esa canción para representar a una empresa ‘Lider’ en la telefonía celular, como lo es Personal? Habría que ejecutarlo por mala praxis) y otra vez me cortan. Llamo, repito la operación, con los ojos cerrados, y para no escuchar todas mis opciones tapaba la voz de la mina apretando los botones “si desea denunpiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip lular, marqupiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiipatendido por unpiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip” bueno, al final, intente lo que intente no puedo mandar el fax. Por lo tanto decido elegir otra opción, porque Personal está con vos, entonces pido la opción 2 y espero ser atendida por uno de sus representantes (o sea, unos pibitos entre 18 y 24 años, fingiendo voz amable.) Me los imagino encerrados en un cubículo, con un tipo apuntándoles una pistola en la cabeza mientras les señala un cartel que dice “Sé amable”. Me atiende el “representante” (antes me aclaran que “mi llamada puede estar siendo grabada”) “Hola, que tal buen día, gracias por comunicarse con personal, mi nombre es María Agustina de los Charros López, ¿en qué le puedo ayudar?” (con voz de Teletubbie) “No, pasa así” le digo, y le explico cuál es mi problema, me dice “No, vo ta bié. Vo haté tooo bié. ¿Vo queré maná fá? Bue, ta to bié. Maná fá.¡Maná fá ota e!¡Ota é! ¡Haté too otá é!”. Esto es, traducido: “No, está todo bien lo que hacés, volvé a intentar mandar el fax, volvé a hacer lo mismo que ya hiciste”. Para colmo mientras me hablaba, unos niños adorables de entre 4 y 6 años se metieron en la cabina 4 (la que está conectada al fax que yo estaba usando), levantaban el teléfono y gritaban “¡Mirá! ¡Se escucha! ¡Se escucha!” mientras su madre hablaba como loro por la cabina 1. Y yo: “¡Dejá ese teléfono! ¡Lo soltás ya!”, los nenitos me miraron asustados y salieron corriendo (por suerte).

Resumen: el fax está todavía acá, me mira y se sonríe, no puede ocultar la gracia que le causo. ¡Hasta los fax se burlan de mí! ¡Qué patética vida! ¡Maldito fax! ¡Malditos alumnos incondicionales de Barney! ¡Muerte a Personal!



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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es que hay.....cosas...que no tienen...arreglo..!

10:25  

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