Crónicas de trabajo en el ciber - locutorio

Crónica de como me aburro (y me divierto) día a día en mi nuevo trabajo.

14 julio 2006

Puntualidad

Casi siempre en este blog hablo de los clientes, pero me dí cuenta que puedo hablar de otras cosas, como los encargados (o sea, mis jefes).
Primero tengo que aclarar que yo no tengo la llave del negocio, sino que ellos vienen y me abren todos los días.

Mi primer día me dijeron "Sí, venite a las 8", yo por supuesto siempre puntual (es lo único ordenado en mi vida, soy desprolija, olvidadiza, distraida, pero impuntual NO) llego a las 8 en punto.
No había nadie.

Me siento en la plaza de enfrente y espero. Pensé "capaz que están adentro y ahora abren". A los quince minutos llegan los flacos, abren tranquilos. Les digo "pensé que iban a llegar antes". Me miran con cara de "qué inocente..." y me dicen "no, hoy llegamos un poquito tarde".

Hace casi 7 meses que trabajo acá y creo una sola vez llegué y ellos ya estaban adentro. Fue porque perdí el colectivo.
Todos los días llego a horario, sola. Me apoyo en la pared como John Lennon en la portada del Rock N' Roll, pero en lugar de campera de cuero, un buzo gris y feo, en lugar del "peinado Elvis" el pelo suelto y despeinado, y en lugar de una puerta de ladrillos antiguos, una pared amarilla y roja y una cortina de metal verde.
Me paro allí, y sólo espero. Miro a los barrenderos barrer, a los recolectores de basura recolectar basura, a los gatos gatear, todo bajo el cielo estrellado, mientras me congelo hasta el último rincón de mi solitaria alma puntual.
A veces el sueño me puede y me siento en el piso, pero está frío y se me congela el culo, lo cual no es gracioso.
Y aunque yo sé que van a llegar tarde, me sigo levantando a las 6:10 de la mañana, a las 6:30 estoy desayunando, a las 6:40 salgo de mi casa, a las 6:50 tomo el colectivo y llego exactamente a las 6:57 acá. Me quedo esperando en silencio... congelándome, aburriendome y completamente frustrada. Se borran así de simple una hora y media de mi vida por semana.

La puntualidad va a ser mi muerte. Cuando vaya al cielo (los empleados de ciber tenemos comprada la entrada al cielo, se sabe) voy a encontrarme con San Pedro y me va a decir "Sí, ¿nombre?" y le voy a decir "Soy Mechicabota Morrison" me va a decir "No, ¿qué hacés acá? Llegaste tres minutos antes" y le voy a decir "Sí, yo soy así; o llego justo a horario o llego un par de minutos antes", sorprendido me va a contestar "Pero nena, no te podías morir todavía, tu auto todavía no chocó" entonces le voy a decir "Claro, me muero antes, por eso choco", San Pedro aún más sorpendido me va a decir "No, nena, así no es. No puede ser, cambiaste los planes místicos" y le voy a contestar "No puedo hacer eso. Preguntale a Dios, sino". San Pedro en ese momento abre su boca de una manera sobrehumana (es natural, ya que no es humano) y comienza a salir de ella un sonido extraño, el cual de a poco va tomando forma y logro entender en palabras; "Son la seis y diez, en la ciudad de Buenos Aires la temperatura es de 4 grados, la máxima prevista para este día es de 13 grados, la humedad de 93%" tardo en levantarme porque todavía tengo sueño. Me levanto, a las 6:30 estoy desayunando, a las 6:40 salgo de mi casa, a las 6:50 tomo el colectivo y a las 6:57 estoy en el negocio...

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1 Comments:

Blogger Unknown said...

En los cibers del cielo las cabinas se habilitan y se cobran solas. º.º'

19:55  

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