Luego de ver todos los viejos que entran al negocio, comencé a preguntarme muchas cosas. Me ha hecho reflexionar mucho. He hecho una larga investigación; Los viejos ¿quiénes son? ¿de dónde vienen?
He llegado a hacer la siguiente clasificación;
El viejo choto: Es aquel que vemos en todas las esquinas. Es el que no se puede mover, casi no puede caminar, tiene problemas de los riñones, del hígado, del corazón, de la rodilla, del oído, del dedo gordo del pie, del costado izquierdo de la nuca, de la columna, de los dientes, etc, etc, etc... sin embargo sigue caminando, y uno se pregunta ¿cómo hace? Es increíblemente inexplicable, ya que su estado nos dice que debería haber muerto hace mucho, además no puede ponerle buena onda a nada, ya que su cuerpo no se lo permite. Podemos reconocerlo por su constante expresión de incomodidad, y por el cigarrillo en la mano, que por supuesto, como fuma desde los veinte ya se encariñó demasiado como para dejarlo a la edad de 153...
El viejo asqueroso: Es bastante parecido al anterior, la diferencia es que el otro nos causa pena y tristeza, el viejo asqueroso no. El viejo asqueroso nos causa asco. Cada aproximadamente 5 minutos su voz se ve interrumpida por algo, que no queremos imaginar, pero sabemos que seguramente es algo verde, pegajoso, muy asqueroso y probablemente con inteligencia, que se aloja en su garganta y juega con sus cuerdas vocales. El viejo asqueroso tose de una forma muy asquerosa, generalmente sin taparse la boca... si se la tapa, lo hace muy mal y casi podemos ver los microorganismos desplazarse cómodos por el aire. El viejo no tose una vez, vale aclarar, son varias toses. Con la primera corre a esa cosa verde en su garganta, pero es como si ella dijera "¡No! ¡Jamás me iré de aquí!" y se aferra con sus cuatro bracitos (sí, no tiene piernas, son brazos) a las cuerdas vocales. El viejo asqueroso intenta seguir hablando, pero su voz parece poseída; se escucha doble. En realidad es la misma voz, pero parecen dos; una es la que el viejo asqueroso emite, y la otra es el eco que se produce al chocar contra la masa viscosa que se aloja en su interior. Este hombre generalmente no tiene problemas en andar por la calle con sus pantalones de hace 25 años, bien sucios, igual que su camisa, pelo y piel. Tampoco se siente intimidado por el hecho de sentir picazón en lugares como su trasero. Él se rasca hasta sentir alivio y con la misma mano nos paga la fotocopia. Su transpiración combinada con su camisa se ve de un color amarillo-verdoso, al igual que sus dientes. Su aliento es indescriptible. Las personas sanas no deben estar cerca de él, está comprobado que al estar más de 10 minutos en contacto con el olor que emana, la persona pierde el sentido del olfato. Y si alguien está durante 20 minutos, pierde el sentido del gusto. Si se está más todavía no sé que pasa ya que hasta ahora no conocí a nadie que haya estado más de 20 minutos en contacto con uno de estos especimenes.
El viejo casanova: Es el viejo que se toma muy en serio la frase “no importa que edad tengas, importa de qué edad te sientas”, o sea, no importa que tenga 122 años, actúa como si tuviera 22. Y eso incluye el hecho de decirle piropos a la “mina del ciber”, aunque debo admitir que como es de una época distinta, dice las cosas de maneras mucho más sutiles, que si realmente tuviera 22 años parecerían simpáticas. El viejo casanova se viste y se peina como en su época. Generalmente lleva barba recortada. Sabe pedir una fotocopia doble faz de manera poética.
El viejo que insulta: La primera vez que escuché mención de este tipo de viejos fue en el blog de Enrra, así que aviso que
esto lo copié de allí. Pero es que no puedo dejar de mencionarlo, el viejo que insulta es un clásico! Como bien se menciona en el blog, el viejo que insulta es un viejo que vivía en Europa, pero por razones de la vida ha vuelto a nuestro país. Entonces, con la vista europea en sus ojos, todo aquí en comparación es indignante. Entonces hace lo que mejor sabe; Catar vinos... no, perdón, lo segundo que mejor sabe hacer; insultar. Este personaje por lo general no recurre a insultos clásicos como “pelotudo”, sino que utiliza otros menos vulgares, pero los dice de tal manera que equivalen a 3 o más palabras vulgares. Por ejemplo, un “¿qué sos? ¿Imbécil?” de ellos duele mucho pero mucho más que un “la puta que te parió”.
El viejo simpático: Es un viejo que llega con cara alegre (no hay muchos de esta especie realmente). Hace comentarios en forma de chistes tan tontos que se le podrían ocurrir fácilmente a uno, a un niño de 3 años o a un caballo, pero lo dice de tal manera que no podemos evitar reírnos. Todos en secreto deseamos que él sea nuestro abuelo. A él no le gustan los “Bitles” a él le gusta el folklore, el tango y tal vez música clásica, que escucha en su tocadiscos. El viejo simpático ilumina la habitación cuando entra por su optimismo. Cada vez que se aleja de nosotros no podemos evitar pensar “¡qué viejo simpático!”
El viejo inadaptado: No sabe que es viejo... Bah, lo sabe muy bien, pero se hace el que no. El viejo inadaptado puede llevar el pelo: a) largo, teñido de un pseudo-rubio, que no disimula los tres metros de entrada en su frente. b) largo sólo de un costado, y se lo peina para el costado para disimular la pelada sobre la que se puede construir una pista de carreras bieeeeen resbaladiza. c) Sin pelo. Para ocultar su triste realidad usa un gorrito. Estos especimenes (menos el b, ya que éste actúa tranquilo) suelen hablar groseramente para parecer graciosos. Probablemente sus ídolos sean Corona y los Midachi. Tratan a todo el mundo con insultos. Frases muy utilizadas por él “¿Qué carajo es eso? ¡Yo no entiendo una mierda de las computadoras! ¡Que salgan a cagar, es una re pelotudez!” y otras cosas que me parecen muy vulgares por lo tanto no las escribo. Él busca aceptación por parte de los demás, de esta manera se siente aún un adolescente. Pobre de él.
El viejo sabelotodo: es el viejo hice-todo-en-mi-vida, es el viejo te-explico-como-se-hace-aunque-no-sepa -nada-ni-nunca-haya-hecho-lo-que-vos-haces. Tal parece ser que el viejo sabelotodo ha pasado por todo lo que un ser humano puede pasar; ha nacido, ha crecido, se ha reproducido, ha trabajado, plantó un árbol, donó sangre, jugó a la rayuela, remontó un barrilete, se le encarnó una uña, vió a alguien ponerse quince chizitos en la boca, sabe torcer la lengua para un lado y para el otro, etc. Por lo tanto, él es maestro de todo, él sabe como se hacen las cosas, cuando y porqué. Él debe venir acá y explicarme cómo sacar una fotocopia doble faz para que me quede igual de los dos lados, aunque yo ya lo sé, ni siquiera me da la oportunidad de demostrarselo. El viejo sabelotodo sabe todo.
El viejo desdichado: "Pobreeeee!!" es lo que uno piensa cuando los ve. Ellos no cobraron la jubilación, casi no pueden camina, se sienten mal siempre, no le alcanzan las monedas... Uno se pregunta "¿Cómo vive? Pobre...". La diferencia con el viejo choto es que éste se queja de todo. En cambio el viejo desdichado parece resignado... pobre...
El viejo rico: Viene ostentando su celular Nextel, mostrando sus billetes de 100 todos juntitos uno al lado del otro, se encarga que veamos su anillo de oro, viene hablando por su celular diciendo cosas como "No, de esos no, los más caros, son mejores. No, ¿eso te parece caro? Bué, dale esos." Paga la fotocopia con un billete de por lo menos $100.
De las viejas debo hacer una investigación, es que hay muchas más clases de viejas que de viejos...
He decidido que no quiero ser vieja.
A los 54 me muero.
Aclaración: Casi todos los viejos quieren fotocopias.
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